La actividad física es un componente esencial en la vida saludable de las personas. El running o carrera es una de las formas más populares de ejercicio cardiovascular debido a su accesibilidad y beneficios para la salud. Sin embargo, también puede ser una fuente de lesiones si no se realiza con la técnica adecuada o sin considerar factores biomecánicos y ambientales. Una de las lesiones más comunes entre los corredores es el síndrome de la cintilla iliotibial, popularmente conocido como la «rodilla del corredor». La cintilla iliotibial es una banda gruesa de tejido fibroso que se extiende desde la espina ilíaca anterosuperior (en la pelvis) hasta la parte superior de la tibia, en el lado externo de la pierna. Su función es estabilizar la rodilla durante actividades como correr, caminar o subir escaleras. Esta afección representa una causa frecuente de dolor en la parte lateral de la rodilla y puede limitar significativamente el rendimiento deportivo. Esta patología se origina por la fricción repetitiva de esta estructura tendinosa contra el cóndilo femoral lateral durante la flexión y extensión de la rodilla.
Durante la carrera, especialmente en terrenos inclinados o con un volumen elevado de entrenamiento, la cintilla iliotibial puede inflamarse por el roce constante con la prominencia ósea del fémur, lo que genera una respuesta inflamatoria y dolor localizado con posibilidad de irradiarse hacia el muslo. Esta fricción crónica puede derivar en una tendinopatía o incluso en una bursitis en la zona, dificultando la movilidad y generando incomodidad significativa. La inflamación no siempre es evidente visualmente, pero puede haber sensibilidad al tacto sobre el cóndilo femoral lateral. En casos avanzados, el dolor puede aparecer incluso en reposo o durante actividades cotidianas.
Existe varios factores que pueden predisponer a un corredor a desarrollar esta lesión:
- Biomecánicos:
- Desalineación del tren inferior, como el genu valgo (rodillas hacia adentro).
- Pronación excesiva del pie.
- Diferencia en la longitud de las piernas.
- Debilidad o desequilibrio en los músculos estabilizadores de la cadera, como el glúteo medio.
- Técnicos:
- Mala técnica de carrera.
- Aumento repentino del volumen o intensidad del entrenamiento.
- Correr en superficies inclinadas, irregulares o con curvas constantes.
El tratamiento para la rodilla del corredor suele ser conservador y se enfoca en reducir la inflamación, corregir los factores biomecánicos y restablecer la funcionalidad. Los pasos comunes incluyen:
- Reposo relativo: Evitar las actividades que desencadenan el dolor, como correr o subir escaleras, hasta que los síntomas disminuyan.
- Hielo: Aplicar hielo en la zona afectada durante 15-20 minutos varias veces al día para reducir la inflamación.
- Antiinflamatorios: Bajo supervisión médica, se pueden usar medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs).
- Estiramiento y fortalecimiento: Ejercicios para mejorar la flexibilidad de la cintilla iliotibial y fortalecer los músculos estabilizadores de la cadera, glúteos y piernas.
- Terapia física: Puede incluir técnicas manuales, ultrasonido, electroterapia y ejercicios funcionales guiados por un fisioterapeuta.
- Modificación del entrenamiento: Revisión de la técnica de carrera, superficie utilizada y progresión adecuada de la carga.
- Plantillas o calzado adecuado: En algunos casos, el uso de ortesis o calzado con soporte adecuado puede ayudar a corregir desequilibrios biomecánicos.
En casos severos o resistentes al tratamiento conservador, se puede considerar la infiltración con corticosteroides o, muy raramente, una intervención quirúrgica para liberar la cintilla iliotibial.


