
La periostitis tibial es una patología que afecta el periostio, la fina membrana que recubre los huesos, y se presenta con frecuencia en poblaciones que realizan actividades físicas de alto impacto, principalmente corredores. Esta afección, que se caracteriza por dolor, inflamación y sensibilidad a lo largo de la superficie tibial, ha adquirido relevancia en el ámbito de la medicina deportiva debido a su alta incidencia y al impacto negativo que puede generar en el rendimiento y la calidad de vida de los pacientes.
La incidencia de la periostitis tibial se observa de forma elevada en deportistas de resistencia, especialmente en corredores de larga distancia, donde el entrenamiento intensivo y la repetición constante de movimientos de alto impacto predisponen al desarrollo de microtraumatismos en la tibia. Estudios epidemiológicos han demostrado que, en estos grupos, la prevalencia puede superar el 20% en determinadas condiciones de sobrecarga y ausencia de una correcta técnica de carrera.
La relevancia clínica de la periostitis radica en su capacidad para limitar la actividad física y generar un cuadro doloroso que puede progresar a lesiones más graves, como las fracturas por estrés, si no se aborda de manera oportuna. Además, el impacto psicológico asociado a la imposibilidad de continuar con la actividad deportiva habitual puede repercutir negativamente en la salud mental del paciente, haciendo indispensable una intervención que abarque tanto el tratamiento físico como el apoyo motivacional y educativo.
¿Qué ocurre en el cuerpo al sufrir una periostitis?
La periostitis ocasiona una irritación de carácter crónico, desde una perspectiva fisiopatológica, se puede describir el proceso en varias etapas:
-Respuesta Inflamatoria Inicial: El continuo estrés mecánico sobre la tibia provoca microdesgarros en el tejido óseo y en el periostio. Esta lesión microscópica desencadena una respuesta inflamatoria local, en la que se liberan mediadores inflamatorios como las prostaglandinas y las citocinas, que aumentan la permeabilidad vascular y atraen células inmunitarias al área afectada.
-Proceso de Reparación y Remodelación: Con la persistencia de la sobrecarga, el proceso de reparación se vuelve insuficiente para mantener la integridad del tejido. La continua irritación impide que el periostio se recupere de forma adecuada, llevando a una remodelación ineficiente y a la formación de tejido cicatricial. Este proceso crónico se traduce en la aparición de dolor y sensibilidad a la palpación.
-Cambios en la Biomecánica Local: La inflamación y la alteración en la estructura del periostio pueden generar cambios en la biomecánica de la extremidad afectada. La respuesta adaptativa del organismo puede incluir la modificación de los patrones de marcha y de la distribución de cargas, lo que, a su vez, puede predisponer a la aparición de otras lesiones en la cadena cinética.
¿Por qué aparece esta lesión?
La etiología de la periostitis tibial es multifactorial, implicando una interacción compleja entre factores biomecánicos, sobrecarga física y condiciones individuales predisponentes. Entre los principales factores de riesgo se destacan:
– Sobrecarga Repetitiva y Microtraumatismos: La causa más común de la periostitis tibial es la sobrecarga repetitiva. Actividades como la carrera, el salto y otros deportes de alto impacto someten a la tibia a fuerzas cíclicas que, con el tiempo, pueden generar microtraumatismos acumulativos. Estos microtraumatismos provocan una irritación crónica del periostio, lo que desencadena una respuesta inflamatoria y el desarrollo de dolor en la región.
-Factores Biomecánicos: Una técnica de carrera inadecuada o alteraciones en la mecánica del movimiento pueden contribuir significativamente a la aparición de la periostitis tibial. Problemas como la pronación excesiva del pie, desequilibrios musculares en las extremidades inferiores o la debilidad en los músculos estabilizadores pueden incrementar la carga sobre la tibia y favorecer el desarrollo de la lesión.
-Calzado Inadecuado y Superficies de Entrenamiento: El uso de calzado que no ofrezca el soporte y la amortiguación adecuados es otro factor predisponente. Además, entrenar en superficies duras o irregulares aumenta el impacto transmitido a la tibia, contribuyendo al estrés mecánico y, por ende, a la irritación del periostio.
-Incremento Súbito de la Intensidad del Entrenamiento: Un cambio abrupto en la intensidad o duración del ejercicio sin una adecuada progresión puede sobrepasar la capacidad de adaptación del tejido óseo y del periostio. Este aumento repentino en la carga física puede desencadenar una respuesta inflamatoria en la tibia, derivando en la manifestación clínica de la periostitis.
¿Cómo tratamos esta lesión?
El tratamiento de fisioterapia que llevamos a cabo en Madrid FisioTecar consta devarias fases en las que trabajamos el manejo del dolor, la recuperación y la vuelta a la actividad:
–Fisioterapia y Terapia Manual: La intervención fisioterapéutica es crucial en esta etapa. Técnicas como la terapia manual, masajes y movilizaciones articulares ayudan a mejorar la circulación, reducir la tensión muscular y favorecer la recuperación del tejido afectado.
–Ejercicios de Estiramiento y Flexibilidad: Se implementan programas de estiramientos dirigidos a los músculos de la pierna, en especial los gemelos, sóleo y músculos de la parte anterior, para aliviar la tensión en la tibia.
–Fortalecimiento Muscular: El fortalecimiento de la musculatura de las extremidades inferiores y del core es esencial para corregir desequilibrios y mejorar la estabilidad articular. Ejercicios específicos, como sentadillas, elevaciones de talón y ejercicios de propiocepción, contribuyen a una mejor distribución de las cargas durante la actividad física.
–Reeducación de la Marcha y Técnica de Carrera: Una revisión biomecánica de la marcha permite identificar y corregir patrones de movimiento inadecuados. El entrenamiento dirigido a mejorar la técnica de carrera puede reducir la sobrecarga en la tibia y prevenir la recurrencia de la lesión.
En resumen
La periostitis tibial representa un desafío significativo tanto para los profesionales de la salud como para los pacientes, debido a su alta incidencia y a la complejidad que implica su manejo. La sobrecarga mecánica, los factores biomecánicos y la inadecuada progresión en el entrenamiento son elementos que, en conjunto, predisponen a la aparición de esta lesión. En este contexto, resulta fundamental adoptar un enfoque interdisciplinario que combine la evaluación clínica, el uso de técnicas de imagen y la aplicación de estrategias terapéuticas basadas en la evidencia.
Uno de los aspectos más destacados es el papel de la fisioterapia, que no solo actúa como un medio para aliviar el dolor y reducir la inflamación, sino que también se erige como una herramienta indispensable para corregir los desequilibrios musculares y mejorar la mecánica del movimiento. La intervención temprana y el seguimiento continuo permiten no solo la recuperación de la funcionalidad, sino también la prevención derecaídas , lo que repercute positivamente en la calidad de vida del paciente.
Asimismo, la integración de estrategias de prevención es crucial para evitar la aparición de la lesión. La adaptación gradual del entrenamiento, la selección de calzado adecuado y la corrección de la técnica de carrera son medidas esenciales que deben ser implementadas tanto en entornos deportivos como laborales. La educación del paciente, orientada a identificar los signos de sobrecarga y a adoptar hábitos saludables, constituye otro pilar fundamental en la lucha contra la periostitis tibial.
Foto de Tima Miroshnichenko: https://www.pexels.com/es-es/foto/pie-resultado-huesos-radiografia-8376138/

